viernes, 18 de abril de 2014

HIJOS SIN MANUAL DE INSTRUCCIONES...NI FALTA QUE HACE

Hay una frase que se repite continuamente en los foros en que se habla de  educación y que hasta ha sido el titulo  para un televisivo libro que hace poco ha salido al mercado, con gran escándalo y horror de algunas personas, entre las que me incluyo. "Los hijos nacen sin manual de instrucciones".  Cuando alguien la menciona, todos asentimos.
Entiendo que en algunos momentos todos hemos dicho algo parecido, que hemos echado de menos un manual en que se nos indique cómo debemos educar. Me sirve como forma de expresar que a veces nos encontramos perdidos y es una forma de reclamar ayuda o de expresar nuestro desconcierto. Pero de ahí a considerar que nuestro hijo debería haber venido  con manual.... hay una gran diferencia.
Porque, hasta donde yo se, los manuales de instrucciones son para las máquinas o para montar, con mas o menos acierto, algún mueble. Pero las personas, como seres humanos, somos  mucho más que un artículo por montar. La grandeza de nuestro hijo es, precisamente, ser diferente, ser distinto, ser un hombre o mujer individual. La individualidad es un don y sería un error intentar unificar al ser humano para convertirlo en algo que puedo montar y desmontar a mi gusto o sobre lo que tengo que aprender unas instrucciones generales aplicables a todos por igual. En ese caso, perdemos la riqueza de la singularidad.
Sería como llegar a una tienda de ropa y encuentrar que todo es "talla única". Algunas cosas te vendrán bien, pero otras ni por asomo. Porque en ese hipotético comercio no se respeta la individualidad ni la diferencia y pretendemos que todo el mundo tenga la misma talla, hechura o corte. Y resulta que cada uno somos diferente. Y que lo que a uno le sienta de maravilla, a otro no le va. Que un remedio casi universal como la aspirina, a algunas personas les provoca úlceras. Porque antes de dar un remedio o instrucciones generales, debemos tener en cuenta las características de cada uno, en su individualidad mas genuina.
Hablar de un manual de instrucciones para niños es caer de nuevo, me parece, en un pensamiento uniformista, que no contempla las peculiaridades. Está muy impregnado en nuestra sociedad, seguramente porque es más fácil que todos seamos iguales y resulta más manipulable, porque si alguien se siente único y especial no va a ser tan fácil que entre en un redil común