domingo, 27 de mayo de 2012

HOMO DECIDENTE

Homo decidente Cada una de las acciones que llevo a cabo es fruto de una decisión personal que si va en línea de encontrar el sentido a lo que hago, me produce realización y si va en contra me crea un desasosiego que me puede llevar a darme cuenta de que no estoy en el camino correcto. Creo que el hombre, en su día a día, es un “hombre que decide”, un ser que basa su futuro en las decisiones que toma ahora en el presente. Al menos yo soy consciente (mejor dicho, intento serlo) de que lo que ahora decido pone la base de lo que el futuro me depara. No creo en determinismos ni en libros escritos sin capacidad de cambiar una tilde. Deseo ser consciente en todo momento de la importancia de las decisiones que a veces tomo de forma semi-automática. La grandeza del hombre es su capacidad de decidir. Esto nos diferencia del resto de animales. Por eso hemos de aprovechar esta cualidad para ser responsables de lo que en un momento decidimos. No vale echar culpa a los demás. Incluso en momentos dolorosos, cuando las cosas se tuercen me queda la libertad de decidir cómo quiero vivirlo. Y esto... esto es lo mejor que me puede pasar.

jueves, 24 de mayo de 2012

EL PERVERSO EFECTO ACTIVIA

Todo empezó como una respuesta a ocasionales problemas digestivos... una ayuda láctea que pude ser útil. Pero el tirón del mercado hace que ya no sólo se recomiende este yogur cuando puede ser conveniente, sino que se recomienda “por si acaso”, “para prevenir”,.... en el fondo, para crear necesidad donde no la hay. Dejo a los médicos la cuestión de si es conveniente o no aportar al organismo ayudas extras... parece que no es bueno... pero no soy yo quién para comentarlo. Sin embargo, sí quiero reflexionar sobre algo que me llama la atención: las necesidades creadas. Un tema conocido por muchos y cada vez con más fuerza. Porque no somos capaces de vivir el momento y disfrutar lo que tenemos, sino que siempre miramos un palmo por delante de nosotros para alcanzar una nueva meta en la que ponemos toda la ilusión y que se acaba, también, desvaneciendo. Porque nos hemos acostumbrado a crear necesidades (el yogur es sólo un ejemplo, fruto de una estrategia publicitaria legítima). Pero voy más allá, porque nos acostumbramos a actuar antes de que las cosas sucedan, sin dar margen a las variaciones y recuperaciones que puede tener la vida. Vivimos más pensando en si voy a tener un hipotético malestar estomacal que disfrutando del bienestar que gozo ahora que no lo tengo. Vivamos el presente, tal como es, en sí. No podemos tener todo previsto. Si vienen momentos delicados, ya los afrontaremos; tenemos recursos. La alternativa es seguir tomando nuestras activias mentales... por si acaso.