jueves, 1 de mayo de 2014

LA TIRANÍA DEL PENSAMIENTO POSITIVO



"Yo siempre pienso en positivo"...."hay que buscar siempre lo positivo".... "Siempre tienes que buscar el lado bueno".... Son frases que escuchamos con frecuencia. Fruto de una idea remarcada por una creo que mal entendida psicología positiva. Y que se ha convertido en una enseñanza  que se nos transmite por todos los medios.
De tal modo que ya no se permite que uno piense las cosas tal como son, agridulces, sino que obligatoriamente hay que encontrar lo positivo en todo lo que nos ocurre. Y la parte amarga de la vida existe y no la podemos obviar.
Reconozco que es un cambio intentar sacar lo positivo de todo lo que nos ocurre, porque evita que nos centremos en lo duro de la vida y nos da una nueva mirada. Y hace mucho bien.
El problema es cuando se convierte en una obligación, cuando se nos impulsa a buscar lo positivo a toda costa, cuando sabemos que a veces lo único positivo de algunas situaciones es que aprendo que soy fuerte para sobrellevarlas. Y este es un gran aprendizaje.
Me gusta más aceptar que hay cosas que tienen una carga negativa importante y que forma también parte de la vida. Que tengo derecho a dolerme de lo que me hace daño y a pensar y sentir frustración, dolor o negatividad. Sin quedarme en ello, pero asumiendo que forma parte de mi vida como todo lo positivo que me ocurre.
Pensar siempre en el lado positivo es, me parece, una forma de huir de lo que no me gusta. Y si algo me hace crecer es pensar y asumir que la vida nos da una de cal y otra de arena. Y que ambas sirven para construir.
Me resisto a buscar compulsivamente siempre lo positivo.
Prefiero aceptar que a veces es mejor pensar en realista y aceptar la vida como viene.
A pesar de todo.
Creo en el pensamiento que acepta la realidad. Y, eso si, intenta transcenderla.