sábado, 23 de enero de 2010

DESEAR SIN PERDERSE

DESEO

¡Ay si pudiera conseguir para mí deseas las cosas sin que el corazón se deshaga por alcanzarlas! Querer, pero sin perseguir. Desear sin obligaciones. Disfrutar el deseo por el deseo, la íntima sensación de inquietud del alma que espera… sin que lo esperado anule, con su fuerza, el regustillo de anhelar.

Querer alcanzar sabiendo que nuestra meta es desear (¡me hace sentir humano!) y que lo que alcancemos es siempre un regalo. No quiero hipotecar mi corazón a lo que no tengo. Quiero vivir cada conquista como un regalo y cada regalo como un obsequio. Porque, como un niño, espero y el esperar recarga mi anhelo.

Pondré a mi cuerpo entero para conseguir las cosas, pero, en lo más profundo, disfrutaré la sensación de estar incompleto que me invada cuando me sé deseoso.


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